viernes, 7 de diciembre de 2018

En este retorno a mi blog, voy a compartir una experiencia memorable que tuve al conocer la historia de Ernest Shackleton.

Es un ejemplo único de trabajo en equipo y liderazgo.

Ernest Shackleton fue un aventurero excepcional de los primeros años del siglo pasado.
Fue el comandante del Endurance que daba nombre a su barco y a la expedición que se perdió en la Antártida en 1915 y apareció un año y medio después con todos sus tripulantes vivos. Aún hoy no se sabe, a ciencia cierta, cómo pudieron conseguirlo.

Su reto fue el de atravesar a pie la Antártida tras el fiasco de no poder ser los primeros en llegar al polo sur dado que Amundsen se adelantó en 1911.

Un viaje de más de 3.000 km. de los cuales, más de 1.000 eran desconocidos para el hombre.

Parten de Inglaterra dos barcos con destino a la Antártida el 1 de agosto de 1914: el Endurance y el Aurora.

Hasta tres décadas después, no se consiguió ese objetivo con tractores y apoyo aéreo.

El mapa del viaje completo es éste.





El resumen de esta gesta es el siguiente:

La noche del 19 de enero de 2015, el barco queda atrapado en el hielo en un témpano a la deriva.

Tras varios intentos de volver a ponerlo en marcha se decide esperar al deshielo. Se cambiaron los planes y se convirtió el barco en una estación de invierno: la denominaron el Ritz.

Los objetivos pasaron a ser el entrenamiento, la preparación de los equipos, el entrenamiento de los perros y el aprovisionamiento de víveres. En este momento surge el valor de liderazgo que tenía Shackleton dado que otros, posiblemente, se hubiera venido abajo o no hubiera sabido dirigir una situación tan compleja como ésta.

El “Ritz” duró nueve meses y el barco, durante ese tiempo, se desplazó 2.000 Km sobre las placas de hielo.










El 27 de octubre, el barco de destrozó por la presión del hielo hundiéndose, definitivamente, el 21 de noviembre.






Hay que tener en cuenta que, para un marinero, lo que significa su barco aparte de ser el único medio para salir de esa situación.

Shackleton anota en su diario:

“No puedo escribir sobre ello”.

Nuestro líder, cambió el objetivo: Reunió a toda la tripulación y les dijo: “El barco y las provisiones han desaparecido así que volvemos a casa”.

Deciden utilizar los tres botes salvavidas para desplazarse por la nieve hasta encontrar el mar abierto. La travesía fue de 500 km. Las condiciones fueron extremas por el esfuerzo, la limitación de enseres personales a 1 kg por persona y al sacrificio de los perros por falta de alimentos.

El 9 de abril de 1916, después de cuatro meses y medio, se lanzan al agua con destino a Isla Elefante con temperaturas de 20 grados bajo cero.

Tras seis días de navegación, el 15 de abril, llegan a tierra firme en Isla Elefante.

Una vez allí, deben tomar una decisión de supervivencia: movilizarse.

El avance del invierno y el que nadie les buscaría allí, les decide a buscar una salida y embarcarse en una aventura imposible: llegar a Georgia del Sur en barca; un trayecto de 1.300 km en esas condiciones.



Tras 17 días de navegación y atravesando el Pasaje de Drake, quizá el paso más peligros del mundo, llegaron a una zona deshabitada de Georgia del Sur y a más de 30 km de la zona civilizada.

Tres hombres se quedaron en ese punto y otros tres tuvieron que cruzar la isla sin planos ya que, en ese momento, era una zona desconocida. Llegaron a la estación ballenera de Stromness el 20 de mayo de 1916.

Tardaron 36 horas en llegar. En 2013 se realizó ese mismo trayecto, en mejores condiciones climáticas, con mejores materiales técnicos y de abrigo, con mejor alimentación, sin el estrés y el cansancio de los hombres de Shackleton por la epopeya y tardando 96 horas.

Tras la llegada, se organizó el triple rescate de los hombres: tres en al otro lado de Georgia del sur, veintidós en Isla Elefante y la tripulación del Aurora.

Tras 17 días de navegación y atravesando el Pasaje de Drake, quizá el paso más peligros del mundo, llegaron a una zona deshabitada de Georgia del Sur y a más de 30 km de la zona civilizada.

Tres hombres se quedaron en ese punto y otros tres tuvieron que cruzar la isla sin planos ya que, en ese momento, era una zona desconocida. Llegaron a la estación ballenera de Stromness el 20 de mayo de 1916.

Tardaron 36 horas en llegar. En 2013 se realizó ese mismo trayecto, en mejores condiciones climáticas, con mejores materiales técnicos y de abrigo, con mejor alimentación, sin el estrés y el cansancio de los hombres de Shackleton por la epopeya y tardando 96 horas.

Tras la llegada, se organizó el triple rescate de los hombres: tres en al otro lado de Georgia del sur, veintidós en Isla Elefante y la tripulación del Aurora.




¿Qué nos sugiere esta aventura, desde el punto de vista de la gestión de personas?

Cuidado de las personas

Empatía

Grandes objetivos

Perseverancia

Disciplina

Planificación

Alineamiento de todos los recursos para el logro del objetivo

Resiliencia
Optimismo

Estos rasgos, nos los definen sus hombres en diversos momentos de la epopeya.

Tras el encallamiento del barco en el hielo:
“Shackleton mostró en ese momento uno de sus destellos de verdadera grandeza. No se enfureció en absoluto ni mostró el más ligero signo externo de decepción; simplemente nos comunicó con calma que pasaríamos el invierno en la banquisa, nos explicó los peligros y posibilidades; nunca perdió su optimismo, y se preparó para el invierno”.

Otro tripulante, Frank Wild, nos cuenta tras el hundimiento del barco: “Pronunció un discurso que sólo él podía pronunciar. Nos dijo, con sencillez y frases breves, que no nos alarmásemos por la pérdida del barco y nos aseguró que, con esfuerzo, trabajo duro y cooperación leal, podríamos abrirnos camino hasta tierra firme. Ese discurso tuvo un efecto inmediato pues se elevaron nuestros espíritus y contemplamos la situación con más ánimo.

Él fue quien quedó al mando de los seis hombres en Isla Elefante y cada mañana hacía su equipaje y decía a los hombres:

“Enrollen sus sacos de dormir, muchachos, tal vez el Jefe llegue hoy”.

Creo que este hecho, en el que alguien dice esto, con las condiciones en que se encontraban es el máximo exponente de confianza y de sentirse seguro de que alguien está pensando en lo mejor para ti. Es la constatación de que hay un verdadero líder.

En “la estación de invierno” otro tripulante nos dice, acerca de la planificación de tareas y obligaciones que se decretaron:

“Es espléndido tener a Sir Ernest a bordo; todo funciona como un reloj y cada uno conoce exactamente cuál es su puesto”.

Hasta aquí un ejemplo real de liderazgo, de cariño por las personas a su cargo, de ser capaz de provocar las mejores cualidades de cada uno porque, sin ellas, hubiera sido imposible el éxito de la misión.

Esto no es comparable con nuestra vida real, pero, ¿somos capaces de aprender sobre esta gesta y de trasladar alguna de las cualidades que nos permite vislumbrar en el “jefe”?

Espero que os guste y que os provoque ganas de saber más sobre esta historia.